miércoles, 27 de julio de 2011

CRISIS DE LA CRISIS

La especificidad de la economía española es por todos conocida, y está relacionada con la ubicación de su punto de equilibrio. Tenemos puntos de equilibrio ubicados en elevados percentiles, por lo que nuestra economía es más vulnerable que otras economías de nuestro entorno. Nuestros puntos de equilibrio generan de forma polarizada paro o inflación, y en muchos casos, cuando concurren otras disfunciones, ambos fenómenos al mismo tiempo. En concreto, existen dos indicadores fundamentales que son determinantes para catalogar a la economía española como una singularidad. Uno es la tasa NAIRU, o tasa de desempleo de equilibrio. Otro es la ley de Okun, que viene a relacionar el crecimiento con la creación de empleo. Precisamente, la especificidad de la economía española está determinada por estas dos variables, que son excepcionalmente altas con respecto a las economías de nuestro entorno.

Por un lado, algunos estudios sitúan la tasa NAIRU española por encima del 12%, cifra que duplicaría, por ejemplo, la de Estados Unidos. España, por debajo de una tasa de desempleo del 12% genera tensiones inflacionarias de un mayor o menor alcance en función de otros factores concurrentes. Se puede decir que en nuestro país el empleo genera desequilibrios, por lo que, en situaciones de crisis y ajustes, que no son sino situaciones de búsqueda de nuevos equilibrios, el desempleo es la magnitud más afectada.

Por otro lado, la cuantificación de la ley de Okun en el ámbito de la economía española nos permite advertir que para que la tasa de desempleo no varíe, la economía tiene que crecer en torno al 2,7%; para que el número de parados no varíe, tiene que crecer por encima del 3%; y para que el número de ocupados no varíe, tiene que crecer en torno al 1,5%. Los problemas que explican esta singularidad son muchas: la baja productividad, la rigidez del mercado laboral, la economía sumergida… Y la mayoría de ellos requiere de profundas reformas estructurales que, en muchos casos, son difíciles de implementar, bien por un mal diagnóstico, o bien por falta de voluntad política. Se puede decir que nuestro punto de equilibrio implica un crecimiento sistemático de nuestra economía de aproximadamente un 3%, algo que es difícilmente sostenible, ni económica, ni financiaría, ni ambientalmente hablando. Sobre todo teniendo presente que las huellas energética y crediticia de nuestro crecimiento son excepcionalmente elevadas. Para crecer en España tenemos que consumir más combustibles fósiles y más crédito bancario que el resto de países, por lo que la situación actual plantea un escenario especialmente difícil para el crecimiento: altos precios del petróleo y restricción del crédito.

Hasta la fecha no se han producido las reformas necesarias para abordar los problemas de flexibilidad de la economía española, por lo que hemos entrado en una nueva etapa de la crisis aún más profunda. Estamos en la crisis de la crisis. O lo que es lo mismo, las causas que originaron la crisis de 2008 ya no son las mismas que las actuales, de ahí la sensación de no tocar fondo y de que las medidas tomadas son infructuosas. Las políticas de demanda que ha implementado el gobierno socialista a todas luces se han mostrado insuficientes, y las políticas de oferta que nos ofrece el partido popular no dejan de ser superficiales.

lunes, 11 de julio de 2011

LA CANDIDATURA DE SEGURA VIZCAÍNO


El socialismo en Almería, y, en general, en España, necesita de importantes transformaciones que, sin renunciar a su fuero ideológico, permitan identificar las nuevas sensibilidades y expectativas de nuestra sociedad. El socialismo representa necesariamente una estrategia política a largo plazo capaz de traducir aspiraciones utópicas en avances sociales.

La ética, el desarrollo socioeconómico y la sostenibilidad deben ser las referencias a largo plazo de nuestra actuación, los puntos de anclaje de nuestro sistema ideológico y los precedentes que deben informar nuestro comportamiento político. Si actuamos bajo premisas éticas, si aspiramos a un desarrollo socioeconómico armónico, y si nos planteamos como elemento transversal la sostenibilidad, indudablemente estaremos desarrollando de forma estratégica el proyecto socialista; estaremos, en definitiva, actuando a largo plazo.

Lo ideológico debe dar cabida a lo orgánico, y lo orgánico a lo institucional. Somos un partido ideológico, pues tenemos valores ético-sociales irrenunciables e inaplazables, pero también somos un partido pragmático capaz de transformar premisas ideológicas en resortes orgánicos, y resortes orgánicos en recursos institucionales. Nuestro proyecto socialista no debe renunciar a identificar los nuevos movimientos sociales y las nuevas formas de reivindicación política, y el movimiento 15-M es un ejemplo evidente de lo que está ocurriendo. Nuestra preocupación por lo social, y desde nuestra perspectiva de largo plazo, nos debe forzar a identificar e interpretar sistemáticamente las grandes transformaciones sociales de nuestro tiempo desde sus primeras manifestaciones y desde los primeros indicios.

El proyecto socialdemócrata representa en lo ideológico la búsqueda de un equilibrio permanente entre capital y trabajo a través de la provisión de bienes y servicios públicos que garanticen la paz social y el avance de nuestras sociedades. La base socioeconómica de nuestro modelo es el trabajo, por lo que debemos propiciar la puesta en valor del trabajo como elemento creativo, dinamizador y transformador de nuestra sociedad. Sólo desde el trabajo como correa de transmisión es posible aspirar a una sociedad más justa y equitativa. El trabajo, en su justo equilibrio en relación con el capital, tiene un potencial redistributivo de vital importancia. El proyectos socialista debe orientarse a la fijación de capital al territorio y a la desafectación de la agenda política de los grandes intereses financieros y de los mercados de capitales.

Si en nuestro proyecto lo público es el elemento dinamizador y transformador de nuestra sociedad, garantizando la materialización de nuestros principios y valores ético-políticos, se debe hacer una apuesta sistemática por mejorar la eficiencia en la provisión de bienes públicos. La renuncia a la subsidiariedad del sector público nos obliga a tener un programa coherente desde el punto de vista ideológico, pero también desde el punto de vista de la eficiencia, que garantice la asignación óptima de los recursos desde el punto de vista socioeconómico.

El día 16 de julio los socialistas almerienses nos jugamos mucho en el congreso extraordinario. Evidentemente hay muchos compañeros que desempeñarían un gran papel como secretarios generales, pero creo que, dadas las difíciles circunstancias que estamos viviendo, en la persona de Juan Antonio Segura Vizcaíno concurren muchos de los atributos que se requieren para abordar esta nueva etapa de transición de nuestro partido. Su dilatada experiencia en el ámbito de las relaciones institucionales dentro del partido, su extraordinaria capacidad para gestionar lo orgánico, su visión municipalista, la importancia que le da a las agrupaciones locales, etc., son elementos necesarios para liderar el proyecto socialista en Almería. Es un gran amigo, pero también es uno de los pocos hombres que conozco en Almería con una gran visión de la política desde lo orgánico. Donde mejor se puede ver su capacidad para el desarrollo orgánico es en la Agrupación de Viator, una agrupación ejemplar y una de las más importantes de la provincia por número de afiliados.